El viaje como huida. Ciclo amateur de cine en confinamiento

«No podía aceptar el mundo y el mundo no podía aceptarlo.
Aunque lo perdimos, sus películas estarán con nosotros para siempre.
Demos la bienvenida a la película de Hu Bo y ámenlo como yo» Béla Tarr
Xining, China

El otro día descubrí un film que me dejó perplejo y consternado por la visión que me transmitió sobre la existencia humana. Fue como un descenso a los abismos en 4 horas. Un abismo simbolizado por la idea de exclusión en todos los sentidos y marginalidad en este capitalismo tardío o post industrial que nos toca vivir.

También debo reconocer que me acerqué un poco a este film debido al marketing mediático que la denominaba como “película maldita” ya que su director Hu Bo se suicidó unos días después de terminada. en octubre del 2017.  Y resultó ser su única película. Su gran epitafio, un testamento fílmico para la posteridad. Su opera prima. Todo eso me encandiló antes de mirarla. Siempre “vende más” lo post morten.  Pero también reconozco que las expectativas iniciales se cumplieron con creces luego de terminar de verla. Y me animo a decir que Hu Bo, dio un paso adelante en la evolución del lenguaje cinematográfico. Y por lo bajito pensé: vale la pena el cine… Y como señaló Andrei Tarkovski al final  de su maravilloso libro Atrapad la Vida: “y estoy convencido que la creación de una obra de arte tiene sentido”. Y en ese contexto, Ho Bu con “An Elephant Sitting Still” le dio sentido a sus casi 30 años de su corta vida. Y un inmenso legado visual a la posteridad.

A continuación, les muestro uno de los primeros planos secuencias que me impactó, como un momento de realismo mágico en la cotidianeidad. Nota: Disculpen la estética de las escenas, están grabadas directamente de mi cámara al ordenador que la proyecta y se pierde mucha calidad de color y contrastes.

Básicamente, el film narra,  a lo largo de todo un día, las vidas de un grupo de personas que tratan de escapar de las complicadas situaciones que atraviesan en una ciudad de China. Y todo ello, bajo la gran metáfora que da nombre al título del film: cuenta la leyenda que en la ciudad de Manzhouli hay un elefante sentado indiferente a la crueldad del mundo exterior. Y como si se tratara de un “road movie” muy particular, diseñado por intrincados y magistrales planos secuencias por la ciudad, los personajes preparan “sus viajes” como huidas hacia ese bálsamo salvador que figurativamente es el elefante. «No importa donde vayas. Cuando llegues, todo seguirá igual», dice uno de los personajes -el más viejo, el más arruinado- a los dos adolescentes que lo acompañan en su aventura al final de la noche.

La huida hacia el elefante me recuerda a la huida hacia la casa ubicada en la zona que cobija las esperanzas de las personas que han perdido la ilusión en Stalker de Tarkovski. Y no paran allí las referencias a otros autores importantes. La música monocorde que acompaña al film en varios pasajes, recuerdan a la hipnótica música de El Caballo de Turín de Béla Tarr. A todas estas referencias, Hu Bo las lleva a su territorio y las hace suyas. Destilan un sello propio.

La cámara en muchos de los planos secuencias se mueve en las espaldas de los personajes que la envuelven y dejan ver poco ( o lo suficiente) del entorno. Intenta no describirlo, sólo sugerirlo. Quizás trabaja con objetivos de 35 a 50 mm. Y lo más importante:  Hu Bo entrelaza tan bien sus planos secuencias que le otorga a la película un ritmo muy especial que no baja durante las 4 horas de duración. Y eso tiene mérito, mucho, diría. Y en ese ritmo fluye la ilusión de la vida en el film. Y me lo creo, de verdad,  lo que transmite la historia.  Recordemos que el film transcurre en sólo 24 horas. También me gusta como hace las transiciones de plano en plano. Y eso es muy dificil de lograr ya que se puede escapar o perder el ritmo del tiempo del film.

Entonces, se puede sentir el tiempo de un plano en este film?. Tarkoski diría que si. “Esta sensación particular surge cuando , más allá de lo que suceda en él, se advierte particularmente grande e importante, equivalente a la presencia de la verdad en la película. Entonces se percibe de un modo perfectamente claro que lo que se ve en ese plano no se agota en la sucesión visual, sino que se insinúa algo que se extiende más allá, que nos permite huir de la película para entrar en la vida”.

Escena final del film

Espero que la disfruten.

Hasta pronto!

 

Acerca de marcelocaballero

Marcelo Caballero. Fotógrafo, poeta
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2 respuestas a El viaje como huida. Ciclo amateur de cine en confinamiento

  1. Has retratado la película con tal pasión que resulta difícil rechazar la invitación.
    Gracias, Marcelo.

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