Cachi, el pueblo del bello silencio

Cachi – Salta – Argentina



Dice la historia que los diaguitas, antiguos pobladores precolombinos del noroeste argentino, la conocían por Kak (peñón, piedra) – Chi (silencio, soledad). Y no me cabe duda de lo acertado de ello.

 


Familia de Cachi – Salta

 

Cuando visité hace unos años,  este pequeño poblado andino, no pude dejar de respirar la profunda soledad y quietud de las horas de la siesta donde todo parece deshabitado o cerrado a pesar de los 5.000 paisanos que la habitan.
Su envolvente placidez me permitió redescubrir sonidos naturales que se me habían extinguido en la ciudad.
Con añoranza, recuerdo aquellos atardeceres entre las adoquinadas calles llenas de niños ociosos detrás de una pelota o las tranquilas reuniones sociales familiares de sus veredas.  

Ubicado a los pies del monumental nevado de Cachi, segunda montaña más alta de Argentina, el pueblo me cautiva también por sus casas bajas, blancas hechas de adobe y techos de madera. 

Cachi – Salta

Sigue diciendo la historia que la fundación “oficial”  fue realizada por los españoles en 1655. Y, junto a las huestes de la Corona, vinieron los jesuitas quienes crearon varias misiones a lo largo del valle calchaquí salteño y erigieron en la plaza central del pueblo, esta sencilla y colonial parroquia con techos de madera de cardón.


Iglesia de Cachi – Salta

La tranquilidad intacta por siglos del pueblo se debe, en parte, al dificil acceso al mismo. Existen dos variantes para llegar. Una de ella, es por la mítica ruta 40 que la cruza de norte a sur pero no está pavimentada y es intransitable para autos normales y transporte pesado.
Y la otra, la más usada, es la asfaltada ruta provincial 33. Este camino, proveniente de Salta capital, asciende la dificil Cuesta del Ovispo ( 3600 metros de altura) para luego bajar por profundas quebradas y sinuosos caminos moteados de aisladas casitas hasta la cautivante Cachi, asentada a 2.200 metros al nivel del mar.


Cuesta del Ovispo – Salta




Museo – Cachi – Salta

 Durante esas largas horas de silencio y siesta del pueblo, uno puede adentrarse también en las memorias precolombinas de la región para visitar el Museo Arqueológico ”Pio Pablo Díaz«. Sus salones coloniales cobijan menhires (como el de la imagen) que eran rocas trabajadas y colocadas en posiciones verticales en campos de cultivo por los diaguitas. Y servían como talismanes de adoración a la fertilidad de los campos.
También se pueden observar allí vasijas, urnas, figuras zoomorfas que, se supone, servían para rituales religiosos en perdidos parajes de la cordillera andina salteña.

Para los que gustan de la música folklórica, la pueden visitar en enero y presenciar el  Festival de la Tradición Calchaquí que ha convertido a Cachi en la capital del folklore del norte de Argentina.
Y para terminar, me despido de ustedes con la “Vidala del silencio” del poeta  y cantautor argentino Atahualpa Yupanqui que, de alguna manera, habla de la bella soledad andina de estas tierras.

Acerca de marcelocaballero

Marcelo Caballero. Fotógrafo, poeta
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2 respuestas a Cachi, el pueblo del bello silencio

  1. Anónimo dijo:

    Ya visitaré Salta y especialmente Cachi este verano. Gracias por la información.
    Luciana
    Mendoza – Argentina

  2. Gracias a ti por pasarte por acá!!

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