Para mi propia educación

Cuando le preguntaban a Garry Winogrand por qué hacía fotografías, según sus amigos, solía responder lo siguiente: «para ver que aspecto tienen las cosas al fotografíarlas«, «para salir de mí mismo» o «para mi propia educación«.
Los Angeles 1964 (c) Garry Winogrand
Estas reflexiones simples pero categóricas reflejan la importancia que tenía la fotografía para un fotógrafo del calibre de Winogrand: sólo disfrutar del acto fotográfico.
Pero también reflejan su absoluto desinterés por agradar a los demás, o de fama. Y, desde mi punto de vista, Winogrand es un oasis de ejemplo en medio de las vanidades de los fotógrafos.
New York, 1968 (c) Garry Winogrand
En este sentido, se entiende que haya dejado inacabada la edición de su trabajo porque lo único que le daba libertad plena era el disfrute del hacer fotográfico en las calles, día a día. Y dejó para la investigación y edición póstuma miles y miles de carretes sin haberlos revelado. Solo conoció el momento captado de forma efímera en el rectángulo de la cámara.
(c) Garry Winogrand
En ese sentido, es un ejemplo aislado ante el control exhaustivo que la mayoría de los grandes fotógrafos hacen de su archivo. Algo que a él le interesaba bastante poco y que llama mucho la atención en este hoy tan visual.
New York 1968 (c) Garry Winogrand
En la actualidad, este modus operandi de Winogrand suena a cuento de ciencia ficción. Un contexto contemporáneo dominado por la exhibición constante en redes sociales para ganar un cierto espacio y un nombre al que todos persiguen para salir del anonimato. Y con esto no quiero hacer comparaciones. 
Los Angeles 1980 – 1983 (c) Garry Winogrand
Solo cabe distinguir lo que hacía un gran fotógrafo como Winogrand en el pasado y lo que hacemos la mayoría de nosotros en la actualidad,  para empezar a visualizar que los caminos son otros. Y la fotografía es otra. Mejor o peor. Eso lo decidirá el paso del tiempo. Como el legado de Winogrand.
New Haven, Connecticut 1970 (c) Garry Winogrand
Pero no viene mal recordar que el disfrute del acto fotográfico es algo único e intransferible. Y no debemos renunciar a ello. Al fin y al cabo, es lo único verdadero en la fotografía.   A pesar de los  trucos y las trampas.
Hasta pronto!

Si este post te ha parecido útil, cómprame un café!

Acerca de marcelocaballero

Marcelo Caballero. Fotógrafo, poeta
Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

4 respuestas a Para mi propia educación

  1. Jose dijo:

    Estupenda entrada. En el segundo párrafo creo que quieres decir "desinterés" y "no interés". La misma forma de trabajar la encontramos en Tod Papageorge y en Lee Friendlander, dos de sus amigos que a día de hoy siguen trabajando sólo por amor a la fotografía.

  2. gracias José por la corrección y gracias por los comentarios. Este grupo de fotógrafos que nombras también son ejemplos a seguir y no sólo por sus imágenes sino por su actitud ante la FOTOGRAFIA. Abrazo!

  3. Jorge M dijo:

    Excelente aporte. Gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *