Figueres – Catalunya |
“¡Hola!…ven y sube a jugar un rato conmigo” dice una voz impersonal acompañada de una melosa canción infantil cuando pasas cerca de uno de los tantos “caballitos” mecánicos que abarrotan durante estos días las calles céntricas de Figueres.
Se acercan las fiestas navideñas, el consumismo aumenta y los espacios públicos céntricos de esta ciudad catalana han sido literalmente invadidos por unos desagradables juguetes mecánicos que casi siempre y, paradójicamente, los veo ausentes de sus potenciales clientes: los niños.
Y parece ser que la mayoría de estos “bicharracos del siglo XXI” han sido construidos por una empresa de Empuriabrava llamada FALGAS. En otras palabras, un negocio redondo y monopolizado.
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Y mi curiosidad va en aumento cuando reflexiono sobre el uso correcto de los espacios públicos: ¿qué significa en realidad todo ello?, ¿es un lugar democrático? o ¿es un ámbito de posesión de una empresa?, ¿por qué no encuentro manifestaciones artísticas en esas mismos calles durante estos días previos a Navidad?
Algunas certezas poseo sobre ello. Otras no.
Por lo pronto Wikipedia define al espacio público como “de propiedad pública, dominio y uso público”. Pero esto no me aclara nada ya que la ambigüedad de esta definición hace que sus usos sean bien distintos en la realidad, según quien los instrumenta como pasa en Figueres con los “caballitos”, los autitos y otros derivados.
Figueres – Catalunya |
Un especialista sobre los ámbitos públicos de Barcelona, el antropólogo Manuel Delgado señala que “los espacios de todos, no podría ser objeto de posesión, pero sí de apropiación. Apropiarse de una cosa no es poseerla, sino reconocerla como propia, en el sentido de apropiada, es decir apta o adecuada para algo. Por ello la calle o la plaza no pueden conocer sino usuarios, es decir, individuos que se apropian de ellas en tanto que las usan y sólo mientras lo hacen.” (ver Tragasaliva)
Pero esta libre apropiación pública que deberíamos tener todos se ve matizada por lo que piensa y hace el poder oficial. Y allí volvemos a los “caballitos” mecánicos.
“Para el urbanismo oficial – dice Delgado – espacio público quiere decir otra cosa: un vacío entre construcciones que hay que llenar de forma adecuada a los objetivos de promotores y autoridades, que suelen ser los mismos, por cierto. En este caso, se trata de una comarca sobre la que intervenir y que intervenir, un ámbito que quede garantizada la buena fluidez entre puntos, los usos adecuados, los significados deseables, un espacio aseado y bien peinado que deberá servir para que las construcciones-negocio, los monumentos o las instalaciones estatales frente a los que se extiende vean garantizada la seguridad y la previsibilidad” (ver El País)
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Bueno, hasta el próximo baile y ojalá que no sea con caballitos!!! hasta pronto!!
Venga, Marcelo, míralo desde el lado bueno: piensa en las estupendas fotos que te deparan los "caballitos" de Figueres. Mi preferida, de largo, la tercera que muestras.
Si, ese es el lado bueno y gracias Rafa….solo que reflexionandolo un poco, observé un poquitín sobre los usos de los espacios públicos!! y allí está el problema.
Un abrazo!!