“A la luz de un relámpago nacemos y aún dura su esplendor cuando morimos” Gustavo Adolfo Bécquer
El paso del tiempo ha sido y es una preocupación constante del hombre. Eso no cabe dudas y es un acompañamiento inevitable e irreversible. La temporalidad de la existencia, en nuestra cultura occidental, podría decirse que empezó a reflexionarse de una manera sistemática a partir de los presocráticos (Demócrito, Parménides y Heráclito). Luego de retomarían Sócrates, Platón, Aristóteles con sus propias teorías y así hasta nuestros días. Actualmente, el factor tiempo es una constante en todos los terrenos de la vida práctica y activa del hombre. Y la fotografía no escapa de ello. Todo lo contrario, la alimenta como si se tratara de un sueño.
En ese contextos de cosas, la fotografía (como objeto y práctica) tiene como máxima virtud (y por ello tan atractiva) la incansable búsqueda del instante. Y así mantener en un tiempo circular la emoción congelada de una imagen y de paso, “engañar” el paso del tiempo. Y así, su duración sería una construcción de esos instantes lo que le daría una sensación de presente continuo. Sin dudas, todo ello constituye su piedra filosofal.
“El presente no es el camino, es la meta” dejó escrito Sergio Larraín en uno de sus cuadernos en su largo retiro en el sur de Chile luego de abandonar la fotografía y la agencia Magnum, su lugar de trabajo. Y esa acertada frase del chileno, en sus pocas palabras, condensa uno de los caminos (y que a mí más me interesa) para reflexionar sobre qué es el instante y no caer en la trampa de que el tiempo es la “duración de las cosas sujetas a mudanza” como bien señala la Real Academia de la Lengua Española.
Partiendo de esa frase, si para un fotógrafo/a la realidad del tiempo es el instante, lo más importante es el acto, no la acción. Aquello que sucede y no que está sucediendo. El tiempo visto así, no es sólo una línea recta en el tiempo, sino que toma la forma circular para volver una y otra vez. Y el instante fotográfico cumple con esa meta que propone Larraín
Recomendaciones filosóficas
Me gustaría recomendar dos libros de autores que ahondan en ese camino y que me parecen útiles para alimentar (filosóficamente hablando) un proyecto fotográfico en ciernes como es mi caso con 4 Movimientos, que está reflexionado en esta dirección.
La Intuición del Instante de Gastón Bachelard
“Lo nuevo en un tiempo uniforme no es el ser, sino el instante que, renovándose, transporta al ser a la libertad o a la suerte inicial del devenir” comenta, en sus páginas, este filósofo francés que sostiene que la realidad del tiempo no es otra cosa que el presente. “El instante es soledad, pues es una realidad afianzada y suspendida entre dos nadas: el pasado es tan vacío como el porvenir y el porvenir está tan muerto como el pasado”. Este pequeño libro es una maravilla para el auténtico gran drama filosófico del paso del tiempo en donde lo único perdurable es el don de un instante.
Poesía Vertical de Roberto Juarroz
Un fotógrafo interesantisimo de estudiar y de ver sus fotos.
Un abrazo
siempre me emocionan las imágenes de Larraín. Tienen algo mágico. Y eso no se puede explicar. Abrazo, Luis