Desde hace algunos años comencé a comprender que no hay nadie que conozca mejor una ciudad que la persona que vive allí. Y voy un poco más lejos, para decir que el fotógrafo local corre con ventajas. Y con eso no se puede hacer nada. A lo sumo, se puede intentar entender el ritmo urbano visitándola varias veces y en el mejor de los casos, quedándote un tiempo y engañarte a ti mismo pensando que esa ciudad es mi ciudad por un rato y así poder captar ciertas luces, gentes, puentes, cafés como si fuera un local y “ pasar por sitios que no he visto hace tiempo” diría, casi de paso, Georges Perec, en el apartado: Mi ciudad de su Especies de Espacios.
Este es el pronunciamiento mínimo que me exijo cada vez que visito y retorno a una ciudad que me gusta como, por ejemplo, La Habana: volver a pasar ” por sitios que no visto hace tiempo ” y no sólo para redescubrirla, sino también para observar su evolución: cómo cambia, cómo se reconstruye.
No me engaño, no. Hay que tener mucha paciencia y perseverancia para acercarse a alguna rendija de alguna puerta y mínimamente observar la ciudad tal cual la ve con naturalidad el local y el fotógrafo. Y allí, en ese momento tan esperado comienzo a pensar libremente con mi cámara. Me acerco un poquito a “mi ciudad” como te acercas al recuerdo de ese “amor” tantas veces soñado y tantas veces perdido.
Pero las tentaciones negativas son muchas cuando uno intenta ir por “mi ciudad”. “Estudiamos cuidadosamente el plano de la ciudad. – comenta Perec- Vamos repertoriando los museos, los parques, los lugares que nos han recomendado que veamos a toda costa” y corremos el riesgo de perdernos en una “ ciudad extranjera”.
El límite entre la “ciudad extranjera” y la “ciudad turística” es casi invisible, van de la mano, se confunden. Sin embargo, para encontrar alguna diferencia, Perec recomienda no visitar esa ciudad y te invita a quedarte en tu casa junto a una chimenea para leer unas recomendaciones de una guía turística. “Si no se encuentra ningún policía en el vecindario, informarse en un comercio. No se diirija a un desconocido más que en caso de absoluta necesidad, y no responda a ninguna pregunta de ningún transeúnte ya que esta pregunta es probablemente preliminar a un robo o a un timo….recordar esta recomendación al subir al tren o al bus, así como al bajar….por las noches evitar igualmente los barrios pobres y las calles apartadas”