Algo se percibe detrás
como en un sueño
como algo que rompe el marco
como algo que sugiere una realidad paralela
un complemento necesario, algo útil y complementario para la imagen.
También fluye como una situación inoportuna para los ojos
en su ejercicio del mirar.
Las ventanas juegan con el metamarco
le dan profundidad a la escena,
aunque quizás también se excluyen
y rehuyen de los convencionalismos
como de las estrategias.
De esa manera, el ojo disperso se entromete hacia ese marco clandestino
dibujado dentro del rectángulo visual,
y se dispara hacia otro interior
hacia descubrir otra situación
así de imprevisto.
Las ventanas aparentemente son indiscretas
porque en lo global, incluye historias mínimas;
sometidas por una emoción,
que si se las observan varias veces, van in increscendo;
y en algunos casos, lo sugieren en demasía.
Las ventanas muestran la piel de la fotografía
su color, su textura, su sentido en el juego compositivo
siempre cambiante entre bailes de figuras, líneas abruptas
miradas agudas.
Las ventanas sirven para descollar
LO OTRO
que apenas entra en la mirada directa.
A veces creo que hay que observar
con cierto sigilo
ya que parece que algo «se mueve» en ese marco
y crea una ilusión óptica inesperada.
A veces creo que cuando hago una nueva imagen,
intuitivamente busco algo de la última ventana que me impactó
y lo desarrollo en el nuevo problema visual que surge
y así sucesivamente, a diario con mis ilusiones y mi cámara.