Me gustaría transcribir algunos párrafos del escrito de Kalero sobre los que bien vale la pena reflexionar:
«Llevo tiempo experimentando, a través de la fotografía, lo que parece es la realidad. Las fotos son más amables que la vida y me ofrecen más tiempo para contemplarla y asimilarla, hasta el extremo de que sublimo las experiencias pasadas en el presente con tecnología de futuro….
Afortunadamente, estamos armados con cámaras en los móviles que nos permiten parar el mundo, digitalizarlo y compartirlo con otro subnormales que están haciendo lo mismo en tiempo real. A día de hoy, la fotografía se ha convertido en un lenguaje más directo y emocional que el texto escrito. Sobre todo más democrático e intenso que la vida misma, dado que muchos se olvidan de su propia vida porque-estan-demasiado-ocupados-fotografiando-lo-que-dejan-de-vivir…..
….hubo un tiempo en el que la gente se hacía dos retratos a lo largo de su vida: el de la boda y el del funeral. Esas imágenes se colgaban en lugares destacados del hogar, creando a su alrededor pequeños altares donde mostrar la devoción y el respeto por aquello que representaban. ¿cuándo fue la última vez que sentimos esa veneración por una imagen entre las miles que consumimos mensualmente? Buenas noticias para los apocalípticos y malas para los integrados: no existe una verdadera democratización del medio, y menos aún del talento. Tengo la sospecha de que el hombre blanco vive en una manicomio de abstracciones, en el que el mundo real ya ha dejado de ser relevante.»
Frank Kalero. Normalidad relativa. Nº 33 Ojo de Pez