Siempre me he referido a Gonzalo Juanes como el primer fotógrafo español que utilizó, de una manera documental, el color y es famosa su serie sobre la calle Serrano de Madrid en 1965. Pero para ser reivindicativos y haciendo un buen ejercicio de memoria: el primero fue un gran amigo suyo y compañero del mítico Grupo AFAL: Carlos Pérez Siquier.
La “España del silencio” como le gusta definir a Pérez Siquier, al país de aquellos años, “quedaba mejor fotografiada, de acuerdo con la grisura ambiental, en blanco y negro porque ejercía mayor poder de introspección sobre el espectador” señala Antonio Lafarque en el dossier para la exposición La Chanca, todo un barrio de Carlos Pérez Siquier realizado en Almería en el 2011.
El color y su cámara Yashica (formato 6 x 6) a partir de 1962, le descubren el barrio almeriense La Chanca de una manera diferente (ya había trabajado varios años allí pero con película en blanco y negro). Y se le abre un campo muy amplio a nivel estético y documental con el color. Y durante tres años realiza un magnífico proyecto documental en ese barrio en donde brilla el exquisito nivel compositivo de Siquier y desde mi punto de vista sigue siendo innovador y muy “moderno” en la actualidad.
“En Europa, es difícil rastrear un caso parecido que reúna de modo similar compromiso social y autenticidad – afirma el crítico de arte y comisario Sema D’Acosta en Guiños. Homenaje a Carlos Pérez Siquier (2017) – El foto-libro 122 Farvefotografier (1948) del danés Keld Helmer – Petersen o los experimentos de Ernst Haas de los años cincuenta son otra cosa. Sus miradas funcionan como un zoom – in que se recrea en cromatismos y formas, pero priorizando lo fragmentario y el sentido de la abstracción. Son ajenos a las personas y su realidad, su lectura es de superficie y no de fondo”
“Este vivo trabajo sobre La Chanca, que recoge los modos de vida de un grupo humano concreto, remarca aspectos silenciados de lo cotidiano. Desde una posición más intimista, el holandés Ed van del Elsken, que en los sesenta comenzó a usar el color para retratar a la gente de su entorno, opta también por esa visión antropocéntrica del hombre y las circunstancias” señala D’Acosta