Las recientes fiestas,
días de breves viajes, vacaciones, amigos y familia, me ayudaron a
reflexionar sobre un tema que me ronda por la cabeza desde hace un tiempo: y
trata sobre el imaginario que los fotógrafos urbanos contemporáneos construyen
de sus ciudades.
días de breves viajes, vacaciones, amigos y familia, me ayudaron a
reflexionar sobre un tema que me ronda por la cabeza desde hace un tiempo: y
trata sobre el imaginario que los fotógrafos urbanos contemporáneos construyen
de sus ciudades.
Me he tomado algo de ese tiempo festivo para observar que,
en este tsunami visual en que vivimos, muchos entusiastas de este tipo de
fotografía, van siempre a los mismos lugares, a los mismos escenarios. No
buscan realidades nuevas.
en este tsunami visual en que vivimos, muchos entusiastas de este tipo de
fotografía, van siempre a los mismos lugares, a los mismos escenarios. No
buscan realidades nuevas.
En ese sentido se va construyendo un imaginario ficcional, “un
espejismo preconcebido” de esa ciudad que no se entiende verla de otra manera.
Tomemos el ejemplo de Barcelona y Madrid.
espejismo preconcebido” de esa ciudad que no se entiende verla de otra manera.
Tomemos el ejemplo de Barcelona y Madrid.
Paseo Marítimo, Barcelona (c) Vladimir Virgus |
Parece que Barcelona es Barcelona si haces fotografías en La
Rambla, en la Boquería, en la Barceloneta o en el Passeig de Gracia.
Rambla, en la Boquería, en la Barceloneta o en el Passeig de Gracia.
Passeig de Gracia, Barcelona (c) Marcelo Caballero |
Madrid no
será Madrid si no haces imágenes en La Gran Vía o en la Puerta del Sol.
será Madrid si no haces imágenes en La Gran Vía o en la Puerta del Sol.
la clásica fotografía de Francesc Catalá Roca sobre el escenario actual de la Gran Vía, Madrid (c) Kamal Bagirli |
Realmente estoy muy cansado de ver lo mismo de siempre en
los mismos lugares, escenarios que se ayudaron a construir, de alguna manera, a
partir de los años ’50 del siglo pasado de la mano de grandes fotógrafos como
Francesc Catalá Roca y sus amigos generacionales.
los mismos lugares, escenarios que se ayudaron a construir, de alguna manera, a
partir de los años ’50 del siglo pasado de la mano de grandes fotógrafos como
Francesc Catalá Roca y sus amigos generacionales.
La Rambla, Barcelona 1957 (c) Leopoldo Pomés |
Mucho tiene que ver que, esos escenarios que utilizamos muy a menudo la
mayoría de nosotros para fotografíar, van de la mano del atractivo turístico
que ayudó a solidificar este tipo de discurso fotográfico.
mayoría de nosotros para fotografíar, van de la mano del atractivo turístico
que ayudó a solidificar este tipo de discurso fotográfico.
Creo que uno de los grandes desafíos de las nuevas generaciones de
fotógrafos urbanos es salir de ese círculo vicioso y progresar por otras
latitudes urbanas: ir a la periferia, recorrer otros escenarios que muestren
otras realidades.
fotógrafos urbanos es salir de ese círculo vicioso y progresar por otras
latitudes urbanas: ir a la periferia, recorrer otros escenarios que muestren
otras realidades.
El fotógrafo urbano contemporáneo tiene que salir sin ideas preconcebidas y dejarse
llevar por lo que se aparece ante él, “sin
espejismos preconcebidos” que te lleven siempre a los mismos lugares y no te
ayudan a «descubrir»: un verbo que es la esencia del deambular urbano.
llevar por lo que se aparece ante él, “sin
espejismos preconcebidos” que te lleven siempre a los mismos lugares y no te
ayudan a «descubrir»: un verbo que es la esencia del deambular urbano.
Hasta pronto!
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El problema que tenemos algunos es que acabamos siempre en esos sitios céntricos porque se puede pasar ciertamente más inadvertido y está "asumido" de alguna manera inconsciente que hay "gente haciendo fotos". Es decir, la misma persona que fotografías en las ramblas o el paseo de gracia y no dice nada se indigna si lo haces en una calle solitaria del Eixample. Es algo psicológico que no acierto a explicarme pero que es así.