A mi me gusta y mucho la poesía. Son como refugios ante la adversidad y se comportan como actos revolucionarios del mundo interior del autor. Por eso leo poemas casi cada día. Y siempre me pasa, que vuelvo una y otra vez, a los poetas que más me transmitieron; y una y otra vez, renazco de las cenizas con nuevas y renovadas fuerzas.
Algo parecido me pasa con las imágenes que, como poemas visuales siempre me estimulan a seguir por ese excitante camino de la fotografía. Y también vuelvo, una y otra vez, a esos poetas de lo visual que tanto me transmitieron y en donde siempre encuentro nuevos abordajes, nuevas perspectivas y también «viejas» inspiraciones.
He hablado mucho de ellos durante todos estos años pero, debo confesarles que no me canso nunca de mencionarlos. Me refiero a André Kertész y a Harry Gruyaert.
Cada uno en su partitura.
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Nueva York 1955 © André Kertész |
André Kertész se asemeja a un poeta de las lineas. Un fotógrafo del que siempre estoy aprendiendo. Siempre me sorprenden sus puntos de vista,
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© André Kertész |
sus detalles, sus sugerencia
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1920 © André Kertész |
y nunca le encuentro explicación a el porque de la vigencia de sus fotos. Como la siguiente imagen (realizada en 1914!) que para mi inicia un tipo de composición vigente hasta el día de hoy.
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Hungría 1914 © André Kertész |
Las fotografías de Kertész tienen toda la «magia» de una imagen a punto de convertirse en clásica pero que no deben confundirse con tradicional. Son siempre modernas, vitales y hasta revolucionarias como las buenas poesías de clásicos no tan clásicos. Y eso me sabe a piropo.
Y Harry Gruyaert es lirismo de colores.
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Francia 1991 © Harry Gruyaert |
Como decía el poeta americano William Carlos Williams: «El poeta piensa con los poemas. Allí está su pensamiento, y que en sí mismo es la profundidad «.
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Las Vegas 1982 © Harry Gruyaert |
En la búsqueda incesante de las mejores opciones de luz, Gruyaert encuentra la profundidad del color y la plasma de una manera magistral en sus imágenes. Eso no deja de sorprenderme y me estimula a seguir en este maravilloso camino de intentar dibujar con la luz.
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Bélgica, 1988 © Harry Gruyaert |
Hasta pronto!
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