En este post no voy a realizar un examen exhaustivo de las propiedades del roble ni mucho menos porque no soy un especialista. Wikipedia les puede dar una apreciación preliminar y genérica de este magnífico árbol mejor que yo.
Simplemente me voy a referir al roble como uno de los que más me gusta encontrar, observar y tocar cuando camino por algún valle que los cobija entre las montañas.
Y también quiero decir que es uno de lo que más me llama la atención en su relación con el hombre.
Quizás esto sea por mis recuerdos de infancia, en la cual mis padres me hablaban y deseaban tener muebles de roble por las virtudes de su madera, su robustez y poco deterioro tras el paso del tiempo. Eran épocas de crisis en mi país y, en la casa paterna, solo podíamos soñar con tener algún mueble así. Eran caros, muy costosos.
Pero, más allá de esta evocación del árbol como un mueble, no me cabe dudas que el roble no pasa desapercibido para ninguna persona que transita cerca de su sombra. Son árboles muy peculiares tanto por su tamaño, por su altura o por sus colores que no puedo dejar de admirar.
Algunos excursionistas hasta lo abrazan en señal de aprecio y respeto a la edad del árbol.
Abrazo a un roble de más de 200 años – Alta Garrtoxa – Catalunya |
Los robles tienen una lenta madurez. Su desarrollo adulto se alcanza recién a los 200 años. Y algunos llegan a vivir hasta más de 1000 años.
En la comarca catalana de la Alta Garrotxa he tenido la suerte de conocer algunos de ellos que tiene más de seis siglos de vida, están declarados como monumentos naturales y, por ende, protegidos.
Visitarlos es como adentrarse en la historia de la vida y al tocarlos me pregunto cuantas personas habrán podido hacerlo durante su largo itinerario de existencia.
Hace poco conocí al roble que da sombra desde hace siglos a la antigua iglesia de Sant Valentí de Salarça. Abrazarse a este árbol declarado monumento natural es todo un momento de gran gozo para los que quieren la naturaleza.
Abrazo al roble monumental junto a la Iglesia Sant Valenti de Salarça – Alta Garrotxa – Catalunya |
Hortmoier – Alta Garrotxa – Catalunya |
También tuve la suerte de conocer otros dos monumentales que se encuentran en el valle de Hortmoier. Mi amigo y gran conocedor de la naturaleza de Alta Garrotxa: Francesc Masó me contó que “ hasta hace un tiempo atrás había otro más. Pero murió y se cayó”.
A la izquierda y abajo pueden apreciar las imagenes de uno de los dos robles con más de 700 años sobre sus raíces.
Hortmoier – Alta Garrotxa – Catalunya |
Tiene su encanto esa zona al igual que esos árboles que abrazan esas personas. Sería bueno conocerlos algún día. Un abrazo, Marcelo!!
Pablo F. Córdoba – Argentina
Gracias por tus palabras, Pablo!!