A punto de viajar nuevamente a La Habana, me llevaré en la maleta mi nuevo libro de fotografías: Un Apuro Lento para mostrárselo a mis amigos cubanos de esa entrañable y cautivante ciudad.
Me gusta definir este proyecto como mi humilde aporte visual, de un extranjero, en un momento crucial que tuve el privilegio de vivir en esta ciudad que desde 2016 vive “distinta” por decirlo de alguna manera: sin la mano de Fidel Castro, con una marcada apertura capitalista y una progresiva invasión de nuevos turistas que se acercan a la isla con mucha curiosidad por ver que está pasando allí.
Y a ese proyecto de tres años de visitas habaneras, le hacía falta un título, un conjunto de palabras que resumieran mi sensación sobre la capital de Cuba y era: Un Apuro Lento, percibida entre los habaneros… de inmovilismo, de espera, de lenta espera y que todo sigue igual.
“La gran conquista de la Revolución fue el tiempo. Los cubanos no andan apurados – comenta Patricio Fernández en su nota “Aunque esté muerto” publicada en Cuba en la Encrucijada – La hora fijada para una cita es apenas una referencia. Como el transporte público es escaso e impredecible, el atraso es fácil de entender. De otra parte, poco se pierde con esperar”.
A punto de volver a La Habana, con una mochila llena de dudas, incertidumbres pero con Un Apuro Lento como una certeza de ver reflejado algo de todo lo que viví, en ese libro que publica Camera Infinita Books.
En otro apartado de ese luminoso texto de Patricio Hernández, el autor le pregunta al periodista Abraham Jiménez (cofundador de la revista online El Estornudo) porque no se iba de Cuba: “porque me gusta el desenfado de la gente, que no se anda con medias tintas, que si sales mal vestido se ríen contigo y no de ti, si rompes el carro ellos paran y te ayudan, si te falta azúcar el vecino te la da, si cogiste un taxi y te faltó el dinero el chofer te dice que no hay problema, son todas esas cosas buenas que ha engendrado la Revolución. La Revolución es un concepto mal desarrollado. Pudo ser una cosa idílica, lo más fantástico del mundo, pero en el camino se torció, se cometieron errores humanos y testarudeces. Pero de otra parte ha fundido un ser humano bueno que es el cubano medio. Ese es su mayor logro, y no lo que muchos repiten, que la salud, que la educación, porque eso ya se jodió, ya se fue al carajo”.