© Vivian Maier |
Vivian Maier me hace acordar a esos grandes ídolos del rock
que murieron muy jóvenes y vendieron más discos muertos que vivos.
que murieron muy jóvenes y vendieron más discos muertos que vivos.
El caso de Maier es más radical. No era joven cuando murió, tampoco era un ídolo de masas y no había publicado ningún libro. Pero da igual.
Desde que se descubrieron sus míticos negativos en unos muebles de una
subasta, no han parado de salir libros de esta fotógrafa que como si se tratara
de un Jimi Hendrix de la fotografía, se publican uno o dos libros por año.
subasta, no han parado de salir libros de esta fotógrafa que como si se tratara
de un Jimi Hendrix de la fotografía, se publican uno o dos libros por año.
En agosto pasado, City Files Press publicó Eye to Eye: Photographs by Vivian Maier y recoge,
según los editores, la parte más profunda de la fotógrafa – niñera. “Añade una
nueva dimensión a su trabajo y se suma al misterio de cómo la fotógrafa podía
ser tan íntima aunque sea sólo por un momento entre tanta gente”.
según los editores, la parte más profunda de la fotógrafa – niñera. “Añade una
nueva dimensión a su trabajo y se suma al misterio de cómo la fotógrafa podía
ser tan íntima aunque sea sólo por un momento entre tanta gente”.
© Vivian Maier |
Realmente es peculiar “el fenómeno Maier”. Por un lado, los
editores de sus libros están lucrando con ella sin haber tenido nunca su permiso
para publicar. Pero por otro lado, nosotros, los fans de sus fotografías,
estamos observando ansiosos sus viajes fotográficos que van hacia el pasado
como si se tratara de un nacimiento desde la vejez, desde la muerte. De esa
manera, la fotógrafa nos lleva hacia un pasado existencial que nunca quiso
mostrar. Y eso, de alguna manera, es una perversidad deseada.
editores de sus libros están lucrando con ella sin haber tenido nunca su permiso
para publicar. Pero por otro lado, nosotros, los fans de sus fotografías,
estamos observando ansiosos sus viajes fotográficos que van hacia el pasado
como si se tratara de un nacimiento desde la vejez, desde la muerte. De esa
manera, la fotógrafa nos lleva hacia un pasado existencial que nunca quiso
mostrar. Y eso, de alguna manera, es una perversidad deseada.
© Vivian Maier |
Pero más allá de mis «filosofías baratas» al respecto, me quedo con la opinión sugerente de Joel Meyerowitz que, en una entrevista reciente, comentó: “al ver sus imágenes me da la sensación que mientras estaba fotografiando, se daba
cuenta lo cerca que estaba de la cara de
alguien. Y eso dice mucho de ella. Podía entrar en el espacio íntimo de un
desconocido y conseguir que esa persona sea ella misma”.
cuenta lo cerca que estaba de la cara de
alguien. Y eso dice mucho de ella. Podía entrar en el espacio íntimo de un
desconocido y conseguir que esa persona sea ella misma”.
Hasta el viernes!!
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