Dos grandes maestros del color, dos excepcionales fotógrafos que admiro profundamente y que me ayudaron a crecer en el complejo mundo de la composición, se han ido desde que comenzó la pandemia.
Fotografía © Jeff Jacobson
Me refiero a Jeff Jacobson y Carlos Pérez Siquier. Y quiero rendirles mi humilde homenaje sin contar historias ni fechas ni datos. Solo comentar ciertas cuestiones fotográficas que me inspiraron o, mejor dicho, me inspiran en presente continuo.
Fotografía © Carlos Pérez Siquier
Dos creadores visuales tan opuestos y que han trabajo en ámbitos geográficos tan diferentes; sin embargo, los une el saber utilizar el color no sólo como una herramienta estética sino también como disparadora de emociones, cargada de simbolismo y lo más importante: el color no es una pincelada decorativa, ni por asomo. Es una potente e intencionada brocha de significado abstracto y onírico. Y, además, con sus trabajos ayudaron a solidificar el proceso narrativo del color en la fotografía documental. Un proceso que comenzó a consolidarse en los años ’70 del siglo pasado y ellos asomaron con ímpetu, osadía y coherencia.
Fotografía © Jeff Jacobson
Ambos sabían entender con gran sabiduría el color de la luz de los entornos que fotografiaban. El color en Jacobson era menos estridente que el de Siquier pero transmitía la misma potencia pero en coyunturas geográficas distintas. Y así aprendí a distinguir que cada latitud tiene su valor cromático identificable, su saturación.
Fotografía © Carlos Pérez Siquier
Ninguno de los dos de hacer fotografías hasta el último día. Llenos de proyectos, ambos vivían con las mismas ilusiones y por eso, para mi no dejaron de ser estudiantes hasta el final: imprescindible cualidad para no “envejecer” a través de las imágenes. Y estaban atentos a todo lo nuevo que rápidamente apareció en el ancho mundo de la fotografía digital. Aunque ya se sabe que detrás de esa fachada de lo novedoso, de lo que es moda, se esconde toda una historia visual que se recicla y como dice Jarmusch, eso no está mal si lo llevas a tu propio camino. En ese contexto, Jacobson y Perez Siquier crearon grandes autopistas en las cuales transitamos, a gusto, los que admiramos el buen juego interactivo del color en la composición.
Fotografía © Jeff Jacobson
Ambos, utilizaban los colores primarios (paletas de azules y rojos atenuados en Jacobson y azules profundos y rojos meditterráneo en Siquier) para darle mayor potencia visual a su obra. Y también para crear un mundo (lleno de emociones sugerentes) paralelo a las historias que se insinuaban en sus imágenes.
Y también buscaban transmitir interrogantes a los que se acercaban a observar sus fotografías. No eran descriptivos y por consiguiente, sus fotografías no buscaban explicar todo. En ese contexto el color, se delineaban en el rectángulo como enigmas cromáticas que fusionaban a la perfección lo que querían transmitir. Y por ello, iban más allá de la superficie. Sus imágenes tenían profundidad.
Fotografía © Carlos Perez Siquier
A los dos, tuve el gran placer de conocerlos en sus últimos días. Un raro privilegio que me dio la vida y que ahora, no me alcanzan las palabras para agradecer tanto aprendizaje visual.
Acerca de marcelocaballero
Marcelo Caballero. Fotógrafo, poeta
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