© Marcelo Caballero |
Hace poco nos fuimos a vivir con Dolors a Figueres, una ciudad conocida a nivel internacional porque nació y vivió el pintor surrealista Salvador Dalí. Sin embargo, esta mudanza nos abría un mundo por recorrer, por conocer la comarca del Alt Empordà.
Para mí es una vieja costumbre documentarme, informarme, leer todo lo que llega a mis manos sobre el lugar en el que vivo o viajo. Así que antes de mudarme, ya me había leído dos libros que crearon en mí una radiografía simbólica sobre la región. Me refiero a Cosas del Mar y de la Costa Brava de Josep Plá y Les Closes de María Angels Anglada. El primero me mostró que entre los cambios metereológicos y el humor de la gente hay una íntima relación. Y el segundo es una hermosa novela que me ayudó a estimar la comarca.
El Empordà – según Plá – es “el palacio de los vientos” y la verdad es que tiene razón. Pronto descubrí que los hay de toda clase e intensidad y son pocos los días que no sopla alguno. “Los que vivimos en él –dice Plá – poseemos una cierta sensibilidad para apreciar a cada momento el tiempo que hace. No podría ser de otra manera, ya que somos sus víctimas más constantes y sufridas”. Este comentario me sobresaltó. Y me pregunté porque los vientos podrían ser tan determinantes en la conducta de la gente.
Peralada – Alt Empordà – Catalunya © Marcelo Caballero |
Una mañana bien temprano escucho un silbido agudo y extraño que taladra mis oídos y envuelve misteriosamente nuestro piso. Pronto descubro que proviene de las ventanas. “Es la tramontana y puede durar días. Prepárate” me dice con naturalidad mi compañera que nació en el Empordà. Y otra vez Plá me adivina el pensamiento en otro pasaje del libro: “he pasado estos últimos días recogido junto al fuego familiar, oyendo silbar y rugir intermitentemente a este viento impresionante…”
A pesar de ser una amenaza auditiva, el aire de tramontana según este gran escritor ampurdanés “es creador del clima más agradable, más tónico, más vivificante que en este país se puede imaginar”. Y la gente de esta región lo sabe perfectamente a pesar de sufrir sus embates casi a diario. Además es normal ver a los ampurdaneses por las calles de los pueblos con cara de pocos amigos cuando sopla con intensidad.
La tramontana cuando se activa despeja el cielo en breves momentos. Es admirable. “La tramontana se caracteriza – dice Plá – por la falta absoluta de humedad, por la formación de atmósferas límpidas…”.
Peralada – Catalunya © Marcelo Caballero |
Estany del Cortalet -Aiguamolls – Catalunya © Marcelo Caballero |
En este sentido María Àngels Anglada describe en su libro el paso de la tramontana sobre su amado Paraje Natural de Aiguamolls situado junto a la Costa Brava en el Alt Empordà:
“Sí, mirem – la bé, perquè mai no podem saber si duraran gaire en la seva gràcia vivent aquestes contrades on el cor es detura. El somriure blavís del mar, ja un poc amagat, la ratlla dels aiguamoixos, les vorades d´àlbers i de freixes que clouen els prats, aquesta claror d´avui sense calitja, toto, tot és amenaçat “ Les Closes ( Anglada, A. 1984: 17).
En primavera suele hacer frío en la región y los agricultores suelen denominar a la tramontana como el temporal de las habas. “Si el viento se levanta con fuerza es siempre perjudicial –explica Plá – ver un huerto de delicado cultivo, destruido por la fuerza del viento, apena siempre…los guisantes tiernos, las orejitas de las habas tiernas, la hinchada coliflor, la escarola fina y blanca, la lechuga, han quedado destrozadas”
Vilabertran – Alt Empordà – Catalunya © Marcelo Caballero
Aunque las corrientes de aire de primavera o verano sean la excusa lógica de los poetas o escritores para crear; para María Àngels Anglada también lo es el invierno. En un pasaje de Les Closes la tramontana invernal justifica una bella descripción de los Aiguamolls:
“…les closes a l´hivern –quan hi corre la tramuntana com una gran esgarrifança- encara xopes de les pluges de tardor, i mireu els arbres nus com un poema descarnat, reixes vives, cossos oferts a l´abraçada impetuosa del vent que va eixugant, però mai ben bé del tot, els efímers estanys, els falsos aiguamolls on el dibuix de branques i branquillons s´emmirallava, on venien a beure les fredelugues de crestetes airoses i fins i tot, en dies freds, algun aplec de bernats pescaires” (Anglada, A. 1984: 24).
Paraje Natural de los Aiguamolls – Alt Empordà – Catalunya © Marcelo Caballero
Paraje Natural de los Aiguamolls – Alt Empordà – Catalunya © Marcelo Caballero |
Como dije al principio, el Empordà es el palacio de los vientos y otro de los grandes que recorre la región y que proviene del sur es el leveche. “Se caracteriza por un grado de humedad más elevado –asegura Plá – por el embadurnamiento de la luz y el aire del cielo, por las jaquecas humanas y por las depresiones melancólicas”. A este peculiar viento lo descubrí en verano y las tardes con leveche son pesadas a diferencia de la tramontana. “El lebeche crea atmósferas grasas; la tramontana atmósferas metálicas y tensas. El viento lebeche deprime. La tramontana es una liberación. El lebeche nubla las estrellas; la tramontana crea cielos rutilantes de una prodigiosa belleza” remarca el escritor ampurdanés que sirve como excelente guía poético de la región al igual que la Anglada.
Vilanant – Alt Empordà – Catalunya © Marcelo Caballero |
¡que buena documentación Marcelo!
Una muy buena entrada, no sabia de la existencia del lebeche y de sus nada deseables consecuencias ni que se podia percibir la tramontana como una liberación pero yo no soy nadie para contradecir a Plà.
Podrias intentar documentar todos esos vientos y sus consecuencias como proyecto. Y como fotografiar el viento es imposible, al menos si sus consecuencias y sus efectos… es una idea…
es buena la idea..trataré de intentarlo…gracias Carlos