«Hacer visible lo que sin ti quizá nunca se hubiera visto. Cualidad de un mundo nuevo que ninguna de las artes existentes permitía imaginar» Robert Bresson
Siempre que escucho hablar de algún cliché en cine, en fotografía, en pintura o en literatura, me digo a mi mismo “que todo está ya inventado” y en gran parte, esa frase (que también es un cliché) es verosímil y también es importante tenerla en cuenta: para intentar (aunque fracasemos casi siempre) reinventarnos un poco, y darle una pizca diferencial al relato que uno está construyendo….
No es fácil, la verdad.
Son pocos los que se atreven con éxito a salirse de los clichés. Diría que sólo un puñado de artistas, autores de cada generación lo logran. Y al resto de los mortales (me incluyo) nos da un poco de miedo saltar al vacío, a la inseguridad de ese espacio “por lo que dirán” (otro cliché). Y a pesar de que algunos lo intentan, en el buen sentido de la palabra, salir de los clichés por moda o tendencias y enseguida se auto proclaman diferentes. Luego terminan viviendo de sus propios clichés. Ejemplos abundan. Y con esto no quiero decir que los clichés sean siempre malos. En muchas ocasiones, nos ayudan a construir un discurso, un relato, una historia. Y lo disfrazamos de “útil cliché” al proyecto para establecer cierta sintonía o entendimiento con el observador o público.
Se puede filosofar mucho sobre este tema. Por ese motivo y por el limitado espacio de este post quiero nombrar algunos pocos ejemplos de autores, artistas o fotógrafos preferidos que intentaron salir de los clichés. Me viene a la cabeza la invención de palabras de Julio Cortazar. O la construcción narrativa de Ernest Hemingway. O la permanente evolución artística de Pablo Picasso. O los autorretratos de Lee Friedlander. O los planos hormiga de Sergio Larrain. O el cine de Robert Bresson o de Andrei Tarkovski.
Sobre este último, sobre el gran cineasta ruso quiero remarcar el memorable y “anti cliché” viaje en tren en el film Stalker(1979).”En su poema <The Movies>, Billy Collins dice que apetece ver una película donde <alguien se embarque en una largo viaje, una película que prometa peligro>. A mí también me gustan esas películas – comenta el escritor Geoff Dyer en Zona – sea el viaje por barco (Apocalipsis Now, Defensa), en tren (El Coronel Von Ryan) o en coche. La idea de un road movie es casi una tautología en el sentido de que todas las películas son – o deberían – ser viajes, simplemente algunas son tan tediosas que preferiría estar en un autobús de Oxford a Londres. Stalker es un viaje literal que también es un viaje al espacio cinematográfico y – a la vez – al tiempo”.
“Tras los numerosos años transcurridos desde que vi Stalker por primera vez necesito la Zona y sus maravillas tan desesperadamente como los otros tres hombres de la vagoneta mientras permanecen sentados y el paisaje desdibujado repiquetea de fondo. La Zona es uno de los escasos territorios que quedan donde no se han vendido los derechos de Top Gear: es un refugio, una reserva. También una reserva libre de clichés. Es otra de las virtudes de Tarkovski: una liberación total del cliché en un medio donde los clichés no solo se toleran, sino, en la forma de observancia ciega de la convención, se esperan. No hay clichés en el argumento, en los personajes, en los planos, en lo musical para subrayar el significado emocional de una escena».
Hasta pronto!