El movimiento surrealista fue muy importante para la forma de componer y entender la fotografía en la joven Helen Levitt. La fotógrafa era fruto de los avatares políticos y artísticos de su época. Y de esa manera, nutrida de surrealismo, a mediados de los años treinta del siglo pasado, deambuló a diario con su cámara por Nueva York intentando descubrir elementos paradójicos, enigmáticos y hasta humorísticos en su entorno. Levitt con frecuencia representaba a los peatones en posturas que daban a sus cuerpos una apariencia alienada.
En ese contexto de cosas, una de mis fotografías preferidas es la siguiente. Y fue una bonita sorpresa encontrármela en una pared en la exposición que este año le hace Les Rencontres de la Photographie en Arles.
Fotografía © Helen Levitt. Nueva York, años treinta del siglo pasado
Esta forma de componer creó una fuerte tendencia hasta nuestros días y muchos grandes fotógrafos recrean repetidamente este tipo de atmósfera que tiene su origen en la filosofía surrealista de los años treinta.
Pero, cuando observé esa imagen en Arles, me acordé de otra fotografía de Levitt que había visto en internet y que era casi la misma composición. Digo casi porque en esta ocasión, «el hombre de espaldas» mira de frente la escena.
Fotografía © Helen Levitt. Nueva York, años treinta del siglo pasado
Y debo reconocer que la alienación que había visto en la primer foto, se pierde en su totalidad en la segunda. Ya no hay cruces de diagonales a través de sus miradas. Todos, sin excepción miran la cámara. La magia se pierde….
Pero vayamos un poco más en todo ello. En la misma exposición me encontré con la hoja de contacto y de toda la secuencia que desembocó en la elección de esa foto. En donde cualquiera de esas imágenes son muy buenas pero lo que Levitt buscaba en la edición, era la instantánea que mejor reflejara «esa apariencia alienada» descubierta por ella misma en su relación intelectual con el surrealismo.
