Me resulta un verdadero misterio cómo habrá nacido esa pintura / en algún momento poco después de haber comenzado el siglo XX. / Con un lápiz y sobre el papel, desde ya, / pero no responde al interrogante de cómo era la mirada de aquel hombre /
Con la misma fuerza con la que ama la montaña/ que tiene delaten suyo bajo la luz resplandeciente de ese sol/ con la misma voluntad con la que busca pintar también esa luz / (y no solo lo que yace sobre las formas sino también / lo que se alza entre él y la montaña), / con la misma precisión con la que estudia sus ojos como instrumento / y pinta cómo le transmiten ese macizo al corazón / y cómo lo elabora su espíritu. /
Cézanne también quiere entender cómo se conjugan todos esos elementos para darle la capacidad de hacer lo que hace./ Quiere entender si acaso le incumbe el derecho / de ver, de pintar, de mostrar de ese modo / y de comprender cómo, finalmente, / la montaña está «contenida» y «atesorada» / en el papel y en la mirada del observador. / Y así es como vuelve a ensamblar / todas las partes que ha separado.
Eso, nada y nada menos, es lo que abarca / Cézanne con un par de trazos de lápiz / y unas acuarelas de ligera carga / ¿Cómo pudo suceder? / Es algo que para mi sigue siendo incomprensible…/ Quizás, puede ser, probablemente, no haya cavilado / y se haya largado a pintar sin más. / Pero, de todos modos, después, / de una u otra manera, todo los he descrito tuvo lugar. / Ocurrió en sus ojos, en su corazón, en su razón. Si no, no estaría «ahí». / Realmente está ahí o yo le estoy insuflando mi propia poesía? / ¡¿Cien años después?! /
Tal vez solo me sorprenda el momento histórico. / Cien años después de Cézanne / cualquiera puede desarmar lo que ve, / hasta el más mínimo átomo (o, si prefiere, píxel) / y luego volver a ensamblarlo. / La fotografía digital domina ese arte (o nos permite dominarlo a nosotros), / sea voluntaria o involuntariamente, / consciente o inconscientemente. / Nos hemos acostumbrado tanto a ese acto / que lo damos por sentado. /
Quizás lo que resulte inconcebible / de la pequeña Montagne Sainte – Victoire / sea solo que lo que hoy puede hacer cualquiera, / tecnología digital mediante, / fue hecho en aquel entonces y por primera vez / por alguien que no tenía más que un lápiz / y un par de acuarelas, / y que sintió un estremecimiento por lo que hacía / que a nosotros, los contemporáneos, / se nos ha vuelto imposible. /
Desde esa perspectiva / la contemplación de la pequeña acuarela de 1900 / es un modo de examinar algo / que ha quedado rotundamente perdido / (o de observar un «acostumbramiento» cultural / de dimensiones históricas).
Extraído de Los Píxels de Cézanne (y otras impresiones sobre mis afinidades artística) de Wim Wenders. Caja Negra, 2022
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