Las verticales te llevan por un camino profundo, subjetivo, sin dispersión,
casi sin explicación y sin especificar el origen de sus líneas o formas,
Las verticales se esparcen en espacios compositivos «adrede» sin terminar
jugando a no mostrar.
Es como si quisieran llevarte a extraños episodios que no se detallan al comienzo de la observación
que no agregan más de lo que sugieren.
Las verticales se limitan a amar las imprevistas líneas que cruzan
se nutren de triangulaciones de colores, de formas
que le dan un gran sentido profundidad o un movimiento voraz casi de lejanía.
A las verticales les encanta no enseñar lo que le agrada tanto a las apaisadas
quizás porque estas últimas están condenadas a rellenar «con ciertos criterios» los rincones.
Las verticales enseñan a las fotografías a ser diferentes, huyen de la representatividad prosaica.
Se expresan como lentas gotas que se desparraman ansiosas en el cubículo visual, desde el cielo a la tierra
aunque mirar desde la tierra al cielo le agrade más al fotógrafo amigo de las verticales y ambos se atraen como opuestos.
Las verticales necesitan más concentración visual para extraer todo el ruido del entorno.
Nota: Copyright de todas las imágenes: Marcelo Caballero 2023
Interesante reflexión sobre las verticales. Yo añadiría que nos movemos de pie y descansamos tumbados, movimiento vs quietud. La verticalidad dinamiza la figura humana. Un saludo y gracias.
que bueno lo que dices. Estoy de acuerdo con andar de pie, en vertical (si puedo…) y en movimiento. Y así por mucho tiempo….abrazo, compa
Excelente reflexion. A mi siempre que puedo, recompongo a cuadradas.
me alegro, Miquel. abrazo grande!