Recuerdo que la imagen que se ilustra aquí abajo la capté hace un poco más de dos años. Y también recuerdo que esas palabras escritas en la pared de una playa de estacionamiento de Figueres me llevaron a realizar algunas reflexiones sobre los inmigrantes en Catalunya. (ver nota)
España, al igual que estas fotografías, ha cambiado en los últimos dos años. O mejor dicho, se ha transformado. Para algunos, es para bien pero para la gran mayoría es para mal. Y yo me identifico con lo que piensa la gran mayoría.
Esa palabra mal escrita en la pared me hace pensar en lo que representa la inmigración actual en el contexto español.
Ahora que «la lluvia monzónica» asola con fuerza la economía española, ésta muestra todas las debilidades que antes se disimulaban un poco.
La válvula de escape emerge con más fuerza que antes en la figura de los inmigrantes como bien explica el antropólogo Manuel Delgado en el portal de Prou Racisme. “Los gobernantes encuentran en la inmigración una excusa para explicar el sistemático expolio del estado de bienestar. Los políticos quieren implantar la idea de que hay un problema muy grande, una situación de alarma que requiere de actuaciones decididas, que son poco menos que reacciones prácticamente militares, puesto que nos enfrentan y nos ponen en un auténtico estado de emergencia” señala el antropólogo que tambien es profesor titular en la Universidad de Barcelona.
Hace unos días, insinuaba algo en mi nota La Memoria del Exilio : ¿ que pasaría si hubiera una «Ley de Arizona» versión española?.
¡Tranquilos, queridos lectores! no la han implantado aún en forma oficial. Aunque en Madrid ya hay policías pidiendo documentación a “los de color” en las entradas al subte.
Y sigue Delgado, que ya a esta altura se ha convertido para mí en un auténtico teórico a seguir en la reflexión sobre los inmigrantes: “Los gobernantes no podían soñar con nada mejor que con la inmigración para justificarse de todo lo que no hacen. En el fondo es su solución para explicar el desorden social desde dentro y exculpar tanto a las mayorías sociales como a sí mismos”.
En este sentido, Javier Galparsoro en una muy lúcida nota titulada «Con Papeles: Algunos españoles tendríamos que irnos» señala que “el modelo de extranjero que perfilan nuestros dirigentes sigue siendo más parecido al potencial económico de un Messi o los jeques árabes, que al de los “Makumba Malembas” que de manera tan infortunada están intentando arribar en los malditos cayucos hacia la tierra prometida”.
Y a todas estas situaciones hay que sumarle el endurecimiento de los requisitos a los inmigrantes con más de tres años en este país que tramitan sus papeles de arraigo. La conclusión no puede ser peor: piden más documentos y ejercen más presión sobre los empleadores que los contratan.
Y no hay que olvidarse que esto pasa ahora, en un estado con más de 5.000.000 de desocupados y entre ellos, muchos inmigrantes.
Parece ser que los males que aquejan a la España de hoy son varios entre los que se destacan: no poder pagar la hipoteca del piso, perder el trabajo y «ser inmigrante». Pero todo esto va a ser tema para otra nota. O de otras paredes grafiteadas que me hagan reflexionar sobre algunas realidades.