La fotografía es cosa de automóviles

De alguna manera, con un desfasaje de pocos años, la
irrupción de las cámaras de 35 mm. (livianas, discretas) coincidió con la aparición generalizada de
los autos por los calles de cualquier ciudad. De esa manera, los automóviles se convirtieron en iconos
urbanos por excelencia y, desde la perspectiva que ofrece el tiempo,  se revaloriza
su inclusión como documento de época.
Uno de los primeros fotógrafos documentales que entendió su
importancia fue Walker Evans.
Los utilizaba como fondos en sus composiciones,
New York 1929 (c) Walker Evans
 o inclusive los retrataba para entender su evolución en un país en una grave crisis como la Estados Unidos de los años ’30.
1936 (c) Walker Evans
o como señal de distinción social
1932 (c) Walker Evans
Los autos, con el tiempo, se convirtieron, para algunos
fotógrafos,  en herramientas necesarias para hacer realidad ese sueño del “viaje
iniciático”. El “ir en auto por la ruta” fue el salvo conducto inspirador para fotógrafos
como Robert Frank, Bernard Plossu, Joel Meyerowitz o Lee Friedlander;  y así dar dar
rienda suelta a la fotografía de carretera.
1955 (c) Robert Frank
Mucho tuvo que ver en todo esto, la irrupción de star
systems de Hollywood como, por ejemplo, James Dean 0 escritores díscolos como los beatniks que estimularon en el imaginario colectivo la noción del viaje en auto como una temática a explorar con una cámara.
Grecia 1967 (c) Joel Meyerowitz
Películas de alcance global como Easy Rider, Bonnie y Clide o,
más adelante,  Paris Texas, ayudaron a
catapultar como discurso visual al auto en viaje con fotógrafos.
ruta 66 USA (c) Bernard Plossu
Acabo de poner los coches en el mundo, en lugar de un
pedesta
l” comentaba Friedlander en 1964,  luego de recorrer todo Estados Unidos en automóvil.
1964 USA (c) Lee Friedlander
Para él era más interesante, retratarlos en espacios
de tránsito, junto a tiendas baratas y de comida chatarra que en lugares
seductores.
Detroir 1963 (c) Lee Friedlander
Por otro lado, la presencia de los automóviles para Garry Winogrand siempre encierra una atmósfera de una gran carga psicológica.
Houston 1964 (c) Garry Winogrand
Y de su ausencia también.
Alburquerque 1957 (c) Garry Winogrand
Luego, en los ’70 del siglo pasado, el automóvil tomó color
a través del ojo de William Eggleston  que
lo elevó a la categoría de identidad, como es el caso de la americana.
Mississippi 1970 (c) William Eggleston
Algo que también logró darle Raghubir Singh al Ambassador en la cultura india. 
Uttar Pradesh, India 1977 (c) Raghubir Singh
Como ven, los caminos de la fotografías se cruzan permanentemente con el automóvil. Por eso, es más fácil hablar de algún fotógrafo clásico que todo lo que se
hizo que daría para una colección de libros.
 En este sentido, me
gustaría nombrar por último a Harry Gruyaert. Para quien los automóviles siempre
funcionaron como un elemento más en sus imágenes cinematográficas, con una luz
especial y color.
(c) Harry Gruyaert
El sábado pasado se inauguró una expo de Gruyaert en Amberes
titulada: It’s not about cars (No se trata de coches) y para los que gusten de
sus fotografías pueden hacerse de un catálogo de esta expo que bien vale la
pena. ahhh…y firmados por el autor…quedan pocos ejemplares….
(c) Harry Gruyaert
Hasta pronto!

Si este post te ha parecido útil, cómprame un café!

Acerca de marcelocaballero

Marcelo Caballero. Fotógrafo, poeta
Esta entrada fue publicada en Sin categoría y etiquetada , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *